Vivimos rodeados de datos fríos. Datos que nos indican que en Madrid, sorprendentemente, hay un templo egipcio original, el templo de Debod. Datos que nos explican cómo llegó y su situación, su historia y su estado.
La
única forma de darles vida a esos datos es visitarlo, tomando contacto
con él, con sus piedras y su historia. Un frío día de invierno, Paloma
me llevó a verlo. Fue una de esas visitas con las que no contaba en
aquel momento y me encantó.
El templo de Debod te recibe solemne,
silencioso, oscuro y sereno, rodeado de la tranquilidad del parque del
Oeste. Es como si todo el entorno mostrase respeto a un edificio que en
su origen se construyó para honrar a Amón, un dios al que ya nadie rinde
culto pero que parece que aún preside cada cámara del templo.
En su reconstrucción (más o menos acertada por su complejidad),
se le rodeó de un estanque que pretende representar al Nilo, el río que
lo mantenía sumergido durante nueve meses al año tras la construcción
de la presa de Assuán,
y que provocó que los hermosos colores con los que los artistas
egipcios decoraban sus edificios se perdieran, así como el deterioro de
muchos de sus relieves y el desgaste del material de construcción
empleado.
Al
desmontarlo piedra a piedra para su salvación, Madrid fue elegida como
madre adoptiva del templo, y allí podemos verlo, 2200 años después de su
construcción. Es un lujo poder tocar esas piedras,
disfrutar de la sensación de estar ante un trocito de historia tan
lejana a nosotros. Es algo que nadie debería dejar de lado en una
visita a Madrid.
Texto y fotos de mi amiga Conchi Alvarez mi fotografa, diseñadora de mapas de mundos fantásticos, analista de imagen, y de profesión "amiga" favorita.
Para niños
Jardines del Templo de Debod
Guia seria
Texto y fotos de mi amiga Conchi Alvarez mi fotografa, diseñadora de mapas de mundos fantásticos, analista de imagen, y de profesión "amiga" favorita.
Para niños
Jardines del Templo de Debod
Guia seria